sábado, octubre 21, 2006

Procesador de textos Colaborativo

Google se interesa cada vez más por la comunidad educativa:
Google ofrece un procesador de textos colaborativo realiza convenios con la Unesco, digitaliza libros, dicta cursos para docentes y ahora presentó Google Docs, un servicio Web 2.0 que permite crear, administrar, almacenar y compartir documentos de texto y hojas de cálculo.

Cuando en 1997 el dominio de internet google.com fue registrado por Sergey Brin y Larry Page, dos estudiantes del doctorado en Informática de la Universidad de Stanford que, desde 1995, estaban desarrollando el algoritmo que hizo de Google el buscador más poderoso de la Web, jamás imaginaron que generarían la cantidad de servicios que actualmente ofrecen. Mucho menos sospecharon que buena parte de esos servicios estarían destinados a la comunidad educativa y a las tareas relacionadas con las prácticas educativas. Dos de sus servicios son, quizá, los que más llamaron la atención de los trabajadores de la cultura y la educación: Google Earth y la compuerta abierta por la geografía virtual social, y el mega proyecto Google Books, para digitalizar millones de libros de las bibliotecas y universidades más importantes del mundo. Hace una semana, Google dejó claro que le interesa involucrarse con la comunidad educativa: presentó Literacy Project, una iniciativa que, en colaboración con la Unesco y la Feria del Libro de Frankfurt, ofrece “recursos en internet para promocionar la alfabetización y la lectura en todo el mundo”. Pero Google no para y no se conforma tampoco con que la Biblioteca de la Universidad Complutense se convierta en la primera biblioteca no anglosajona que realiza un acuerdo de colaboración dentro del Google Library Project, o con presentar Google for Educators, un programa dirigido a los docentes, profesores y maestros, destinado a la innovación en el trabajo en el aula, con propuestas pedagógicas concretas relativas a la utilización de Earth, Book Search, Maps, Video, Docs & Spreadsheets y Blogger, entre otros. Va por más: puso en marcha, sólo en California por ahora, Google Teacher Academy, un programa piloto: los educadores podrán asistir a un curso sobre la utilización de las nuevas tecnologías, y obtener el certificado Google Certified Teacher. Todas ellas son iniciativas innovadoras que responden a un gran problema/concepto de fondo que es la abismal brecha alfabeto/generacional abierta por las nuevas tecnologías digitales y la Web. La semana pasada, la compra de YouTube polarizó toda la información y las noticias sobre Google. No fue para menos: pagó 1.600 millones de dólares por ese servicio, que almacena más del 40 por ciento de los videos que se reproducen en línea todos los días y que se convertirá en su bastión para intentar transformar la ecología audiovisual y televisiva tradicional. Ahora bien, mientras Google adquiría YouTube se presentó Google Docs, un servicio que integra Google Spreadsheets (hojas de cálculo) y Writely (procesador de palabras colaborativo). Paulatinamente, Google se está convirtiendo en un espacio integrado de gestión de información personal. La idea es simple y sofisticada a la vez: desde un único usuario acceder a múltiples aplicaciones para gestionar toda la información: Gmail, Google Talk, Google Calendar, Google Page Creator, Picasa, Google Desktop, blogger, etc. Todo en línea e integrado, como corresponde al paradigma de herramientas y servicios Web 2.0. A todas esas aplicaciones suma Google Docs, de tal forma que los usuarios ahora pueden, siempre con la misma cuenta de acceso, crear, editar, administrar, clasificar y compartir planillas de cálculo y archivos de texto. Hasta ahora esas aplicaciones eran usadas en sus versiones instalables más conocidas, como el Office o el Open Office, por ejemplo. Pero Google continúa apostando a la generación de programas Web 2.0 de tal forma que sus usuarios puedan almacenarlos en línea y utilizarlos en forma integrada. Google Docs no sólo permite crear un documento de texto –como esta nota, por ejemplo- y almacenarlo en línea sin ocupar espacio en el disco duro de la computadora. Porque la posibilidad de conservar la información en línea –y esto es así tanto en Google Docs como en todas las aplicaciones Web 2.0, sean o no de Google- no se limita a una mera cuestión de espacios y capacidad de almacenamiento: el mayor beneficio de que los datos estén en línea es la posibilidad de editarlos colectivamente y de notificar las actualizaciones de los documentos. En ese sentido, Google Docs ofrece un procesador de palabras súper sofisticado porque cada archivo puede ser asociado con múltiples tags, pero además todos los documentos pueden ser compartidos con otros usuarios para editarlos en conjunto. Cada archivo cuenta con la opción “Share now”. Haciendo clic en ella, la aplicación solicita los mails de las personas con quienes queremos compartir el documento, dándoles permisos para que lo modifiquen. También permite publicar esos documentos y bases de datos en una página web o en un blog. Eso no es todo. Cada documento (en todos los formatos que soporta el servicio, DOC, XLS, ODF, ODS, RTF, CSV) cuenta, además, con su Feed RSS, de tal forma que suscribiéndonos podemos enteranos en forma instantánea de qué cambios se introdujeron en el documento. Más parecido en su funcionamiento a la Wikipedia que a un procesador de textos tradicional, la empresa de los jóvenes de Stanford inaugura masivamente una nueva fase de estas aplicaciones y de la administración personal de archivos. La colaboración on line en tiempo real es cada vez menos una vaga idea de emergentes modos de producción y se convierte en una modalidad indispensable para producir contenidos pero también para generar conceptos y promover la participación democrática. Se abre así todo un universo de posibilidades para prácticas educativas innovadoras. El enlace a Google Docs es docs.google.com. Invito a quienes quieran testear ya mismo la edición de textos colaborativa con esta aplicación, a escribirme, así pueden modificar esta misma nota.

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